Considero que el protocolo es orden, pero también es emoción, porque solo equilibrando la balanza entre normas y emociones el mensaje se transmitirá eficazmente y se creará engagement con el receptor.

El acto o evento perfecto es aquel que alcanza los objetivos fijados por la institución y se desarrolla en un marco de armonía entre el acatamiento a las normas establecidas, el respeto a los preceptos éticos socialmente aceptados y la elección del escenario adecuado.